A pesar de que los primeros tiempos del Islam transcurren en medio de conflictos y guerras civiles, los árabes fueron capaces de superar su tendencia natural a la anarquía y organizar la administración, la economía y el sistema monetario en base al idioma árabe, y adaptaron a sus necesidades los métodos administrativos de Bizancio y Persia, a la vez que normalizaron el problema de la sucesión al crear una monarquía hereditaria.
Antes de hablar de ciencia vamos a definir y acotar el significado exacto que tiene este término entre los musulmanes, para aclarar las ideas y evitar la posible confusión. El vocablo árabe ªilm (عِـلـْـم) significa "ciencia","saber", "conocimiento", y se extiende en un sentido muy amplio, aunque por excelencia se refiere a las ciencias islámicas: Corán (قـُرآن / qurâ'n), Fiqh (فِـقـْه) y Hadît (حـَدـِيـث), que son las únicas que el musulmán debe aprender casi por obligación. No obstante, entre los dichos del Profeta hay muchos en los que se recomienda el cultivo del conocimiento: "Buscad la ciencia aunque tengáis que ir a China" y "Recoged el saber aunque esté en recipientes impuros". Hay muchos más, cuya finalidad es incitar al musulmán a la busqueda del conocimiento.
Los científicos islámicos medievales no se especializaban y estancaban en determinadas materias, sino que dominaban varias a la vez, junto con la filosofía, la poesía, la medicina, etc. Tenían una visión global del Universo, contrariamente a nuestra ciencia actual, que para estudiarlo lo divide en parcelas más o menos desconectadas entre sí. Como en otras muchas culturas, la ciencia era un ocupación que sólo se daba en los círculos cultos, muy alejada del pueblo llano, y una afición curiosa y ennoblecedora para los califas, reyes y gobernadores.
En torno al año 750, con la entronización de Abû l-ªAbbâs s-Saffah, primer califa de la dinastía ªabbâsîy, se produce el inicio del afianzamiento interno del Islam y se empieza a organizar el modelo teológico-jurídico de escuela de derecho (مـَـذْهـَب / Madhab); el Islam es una religión jurídica, pues el fiel no es asesorado por un sacerdote, sino por un jurista (فـَـقـِـيه / Faqîh). El erudito del islam, el ªâlim -ulema en español- es experto en leyes -la ley coránica, sharia- (شـَرِـيعـَـة / xarîªaä) y en religión a una misma vez. El Corán (significa "lectura","recitación") es la principal y máxima fuente del derecho, y como segunda fuente están los hadices -hadiz significa "comunicación", "dicho"- que contienen los hechos y sentencias del Profeta y de su entorno más cercano -también llamados sunna (costumbre, hábito).
Como hemos dicho, con el Islam todo cambió; por una parte, porque la fijación del Corán hizo necesaria la invención de un modo de escritura propio y perfeccionado, cuyos primeros pasos se dieron en la época de los lajmíes, que habitaban la zona de Irak y Siria en los s. V y VI, y por otro porque los musulmanes conforme iban ocupando territorios iban aprendiendo la ciencia existente en cada lugar. No tenían una base científica, pero tenían curiosidad, aptitud y necesidad, y muy pronto iban a demostrarlo convirtiéndose en los generadores de un progreso científico sin igual hasta entonces.
En un principio, el interés fue de orden práctico y se encauzó hacia la construcción de obras hidráulicas que permitieran crear grandes zonas de regadios (la agricultura y el comercio son la fuente mayor de riqueza del Imperio); fabricación de máquinas de guerra que facilitasen las conquistas; las matemáticas y la geometría que tenían su aplicación en la arquitectura y en la medición; la astronomía que tenía usos religiosos ineludibles en el Mîqât (astronomía religiosa); y la medicina y la botánica; también cabe mencionar algunas pseudociencias como la magia, la astrología y la alquimia.
En el 762 el califa al-Man.sûr decidió edificar una capital nueva a la que llamó Madînatu s-Salâm (la ciudad de la paz), que sería terminada en el 767 y conocida con el nombre de Bagdâd (بـَغـْدـَاد), destinada a convertirse en el núcleo político del Imperio. Aquí surge la primera luminosidad de la ciencia árabe, entre los siglos IX y XI, coincidiendo con el máximo esplendor del califato ªabbâsîy. Bagdâd se convirtió con rapidez en el faro científico, cultural y artístico del mundo conocido, el famoso país de ensueño de Las mil y una noches, hacia donde todos miraban para inspirarse.
Durante los califatos de al-Man.sûr, al-Madhi y Harûn ar-Rashid se modela más eficazmente el derecho musulmán y se fundamentan mejor los pilares teológicos de la nueva religión, a la vez que toman notoriedad la poesia, la música y la literatura histórica y de relatos de viajes, junto con la arquitectura, la ornamentación, y otras muchas disciplinas.
SEGUNDA PARTE DEL ARTÍCULO: AL-MAªMÛN Y LA CASA DE LA SABIDURIA
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