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Orfebrería paso a paso: protectores del lomo



Protectores del lomo


Vamos a explicar como se hicieron estas piezas con cierto detalle y bastantes fotos, como hemos dicho, para disfrute de los aficionados al bricolaje, al trabajo manual y a las artes y oficios manuales. Lo primero, naturalmente, es tomar las medidas del grueso del libro y de la curvatura del lomo, para poder dibujar la plantilla con el tamaño adecuado y pegarla a la chapa metálica, en este caso de latón.

Dibujo de la plantilla

Figura recortada en latón

En la imagen derecha podemos verla recortada con la segueta -es muy parecida a la sierra de marquetería, pero con el arco más bajo, y las piezas que la forman más ajustadas para sujetar sierras más finas y que permite un mayor control y dominio del corte-, repasada con la lima para quitar las asperezas producidas en el corte, y con una mano leve de lija.

Plantilla recocida y con los surcos hechos, lista para el plegamiento

Después hay que recocer la pieza, o sea someterla a la llama del candilón -soplete- hasta que enrojezca, con el propósito de ablandar el metal, operación necesaria para la siguiente faena. Esta consiste en abrir unos surcos con los buriles en las zonas de la pieza que han de plegarse para obtener la forma definitiva del protector. No hace falta decir, claro, que estos surcos deben estar perfectamente trazados con compás -o guiándose con una regla metálica- e igualados. En la imagen vemos -como líneas amarillas más claras- parte de los surcos que se han rebajado. Las líneas rojas indican el lugar de los surcos verticales.

Pieza con la parte derecha ya plegada

En la siguiente imagen vemos el plegamiento completo del lado derecho de la pieza, y ya tenemos hecha una de las esquineras con su correspondiente filo. Esta labor es delicada. Para hacer el plegamiento se usan dos chapas de acero de poco espesor; con una se pisa y sujeta la pieza fuertemente justo en el lugar donde va a doblarse, en una superficie dura y plana, y con la otra se va levantando y doblando poco a poco, haciendo palanca, con mucho cuidado, ya que si el apoyo se hace donde no se debe, se bollará y estropeará, o si la profundidad de los surcos fue insuficiente en algún punto del recorrido, el filo no saldrá bien en ese punto.

Hacer el segundo plegamiento es mucho más difícil, porque nos estorba la parte que ya hemos doblado, y tenemos que tomar muchas precauciones para no deformar o bollar esta segunda parte, y al mismo tiempo no quitarle ojo a la otra parte ya doblada, no vaya a ser que mientras doblamos la segunda la estropeemos sin darnos cuenta. Cualquier bollo o doblez luego no podremos hacerlo desaparecer fácilmente. En las imágenes siguientes vemos la pieza plegada por completo y blanquecida, y ya hemos empezado a darle al frontal la curvatura para que ajuste al lomo.

Esquinera protectora del lomo, de frenteEsquinera protectora del lomo, vista lateral

Soldadura de los surcos con el candilón de bola

Después de realizar bien el ajuste de la pieza tenemos que rellenar con soldadura -de plata- todos los surcos que hicimos, o de lo contrario la pieza quedaría muy debilitada precisamente en las aristas, que son las zonas que se llevarían los golpes, en caso de haberlos, y por lo tanto deben quedar sólidas. Esto se suelda con "pallones", o sea pequeños trozitos de soldadura que se van colocando con un pincel -de pluma de paloma- untado de fundente a trechos por los surcos. Aquí estamos soldándolas con un antiguo candilón de bola.

Las líneas indican el filo que no iba en la plantillaProtector acabado

Una vez soldado y blanquecido hay que añadirle el filo protector de arriba ( indicado con líneas rojas en la imagen derecha) de la zona central que se ajusta al lomo, que no iba en la plantilla y se pone aparte. Si en vez de hacer piezas únicas, como es el caso, el objetivo hubiera sido hacer una tirada de piezas iguales, entonces si se hubiera añadido la forma a la plantilla, pero para dos piezas se tarda menos haciéndolo así, ya que al ser una parte curva no podía plegarse de la misma forma. Así que se corta un trozo de chapa de forma aproximada, se suelda en el hueco dejado y se repasa. Y por último se recortan los números de alpaca y se sueldan también, dándoles algo de tumbo -curvatura- si fuera necesario. Y después el envejecido y barnizado, y ya hemos acabado.

Segundo protector del lomo

El otro protector es similar, pero antes de plegarlo hay que soldar la forma floral decorativa que tiene, estando en plano, y como va en relieve es más difícil doblarlo porque no podemos colocarlo tan fácilmente en una superficie plana. Hemos acabado este ejercicio de orfebrería práctica. Era una pena tirar esas fotos, y así se han aprovechado. Y como última curiosidad, así quedó la gaveta del banco cuando acabamos todas las piezas metálicas del reloj:

Gaveta del banco de trabajo

Una buena limpieza y listos para otro trabajo. ¿Tal vez el suyo?




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